viernes, 15 de mayo de 2009

...Y no me perdí.


Llegué con un minuto de retraso y no me perdí; salí del coche y me felicité a mi misma: nena, lo has conseguido!

El mérito no fue mío ni de mi navegador (lo desconecté porque me mandaba en dirección opuesta), fue de un amigo que hasta se molestó en sacar unas fotos con su móvil del lugar de encuentro, me orientó detalladamente indicándome los cruces, lo que vería en el lugar y sobre todo confiaba en mí. Y sabe que me pierdo hasta en mi misma ciudad!

Cuando nos encontramos era la mujer más feliz del mundo pero al final de la tarde lo era aún más.
Gracias D.

Hasta mañana

2 comentarios:

  1. Sócrates consideraba que la sabiduría está dentro de cada uno. Que un filósofo no debe imponerla desde fuera, sino ayudar al individuo a sacarla al exterior. Como una comadrona cuando ayuda a salir al hijo que llevas dentro...

    Quizá a tu sentido de la orientación le sucede algo parecido...

    Por cierto: algo tan aparentemente sencillo como llegar a un destino prefijado sin perderte... ¿realmente llega a hacerte sentir la mujer más feliz del mundo ??? Y cuando alguien es la más feliz del mundo... ¿cómo puede serlo aún más al cabo de unas horas ???

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  2. La felicidad no se puede cuantificar pero te aseguro que me sentía muy feliz.
    Para ser feliz no necesito nada complicado, un amigo, el mar y una tarde magnífica...

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