lunes, 21 de agosto de 2017

Pásate por el nuevo sitio y lee un relato

Me tiran los relatos. Veo y escribo. A veces lo real es una imagen de unos segundos que da pie a toda una historia inventada, más bien imaginada.
Otras veces, en estas tertulias de café me quedo anonadada, materialmente con la boca abierta, escuchando con todos los sentidos alerta sin perder nada. Y luego viene el relato.
Pues quise dar una vuelta de tuerca y me cambio a un nuevo blog, con nuevo título: Un instante, un relato. Van a ser esencialmente relatos, historias. Cortos para que no os quiten mucho tiempo. 
Espero que os guste la idea y que me sigáis leyendo. Gracias.

domingo, 20 de agosto de 2017

Tenía que contarlo. Jackie mujer de mar

Anda home, que hoxe non fun á peluquería.
Jackie es nuestra guía en una visita guiada sobre barcos de pesca en el marco de la Segunda ExpoRía que se celebra en Camariñas este fin de semana.
Y este fue su comentario cuando una de las integrantes de <la expedición > le pidió permiso para sacar fotos. Y no era yo. Esta que escribe no quería perderse ni un gesto, ni una palabra, ni una expresión de esta mujer mariscadora de tradición marinera de muchas generaciones atrás.
Como nos dijo Jackie, todos los marineros hacen lo posible por darles una educación a sus hijos y alejarlos del mar, esa mar que les da el pan pero que es caprichosa y mandona a la vez que generosa y benevolente.
Jackie estudió, pero al final, la hija de un marinero del canto ( palangre, pesca de merluza con un sedal largo y muchos anzuelos) ennovió con el hijo de un percebeiro,  y ya la tenemos liada. Él llega a ser el patrón de su barco y ella su marinera. Mayormente pescan nécora, camarón, pulpo tres meses en invierno, y centolla en navidad. Pueden llevar en la embarcación, que os aseguro que es bastante pequeña, hasta 150 nasas. Las nécoras y el camarón se pescan de noche, salen de puerto a las ocho de la tarde. Cada día largan el rosario, todas las nasas con su carnaza ( sardina o boquerón, algo barato) y las recogen a la vuelta. Con el pulpo y el centollo es diferente, las nasas pueden estar durante una semana en el fondo.
Pero nuestra mariscadora optó por el marisquero a pie y abandonó el barco. <Traballar co home todos os días estresa moito>
Ahora sumergida en agua y arrastrando la arena trabaja dos horas cuando la marea sube y dos cuando baja. Va con traje de neopreno, y en invierno con gorro y guantes. Tiene la espalda deshecha y lo mismo los metacarpianos. Una sonrisa arrolladora y un entusiasmo perenne. No es un trabajo fácil, no es un trabajo de oficina, pero ella es una mujer de mar, no puede ni quiere ser otra cosa.




sábado, 19 de agosto de 2017

Tenía que contarlo. Josefa y su escala pluviométrica.

Algo nos despertó a las peludas y a mí sobre las tres de la madrugada. Visita al jardín, mucho calor y vuelta a refugiarse entre las sábanas.
Cuando a las ocho y media, definitivamente despiertas, echamos una ojeada, y todo era de una brillantez suprema, había llovido. Y cuánto?
La respuesta en parte pluviométrico nos la dio Josefa, ya sabéis de otros años, es mi vecina < conseguidora>
Al pasar por delante de su casa estaba trajinando en la cocina y al vernos pasar se asomó a la ventana. Siempre es un placer un rato de conversación con ella.
En su infinita sabiduría, que cada nuevo día me sorprende con soluciones básicas y sencillas, ideó, seguro que sin querer, cómo contabilizar la cantidad de agua caída.
En la huerta tiene un barreño para recoger la lluvia, que luego reutiliza para regar lechugas y tomates que pugnan por sobrevivir en esta sequía. Pues en ese barreño había recogido cuatro litros. < Unha chuvieira> es decir, poca cosa.
Ahora estamos atesorando momentos, imágenes, sonidos, aromas, mientras nos tomamos un café en  nuestra cafetería de siempre. Viviendo y esperando para compartir un café con nuestra vecina y echarnos unas risas, que seguro no han de faltar.

jueves, 17 de agosto de 2017

Tenía que contarlo. Rosa la del Ramón

Arrastrando su desvencijado carrito de la compra por las calles del barrio sin asfaltar y sin alcantarillas, pero tan conocidas, va visitando a sus clientas habituales colocando el pescado que cada día el barco le reparte a su jubilado marido.
Fue <home de mar>  toda su vida. Sus manos así lo atestiguan guardando las huellas de su dura y cotidiana vida. Sus ojos aún ven el mar con un profundo amor y respeto. Ahora es su mujer, Rosa, la que lleva las riendas de su vida, tan eficaz como él cuando llevaba el timón de su barca; tan emprendedora con su negocio como él cuando lo tuvo que arriesgarlo todo con un préstamo para aparejos nuevos al quedarse sin ellos en una devastadora tormenta, cuando este mar adjetivaba a la costa como A Costa da Morte.
Hombres y mujeres sencillos, valientes y firmes, en tierra y en el mar. La mar. Como a ellos les gusta nombrarla.

domingo, 30 de abril de 2017

Y ahora son nuestros hijos los que nos enseñan

Llega un momento en la vida en que giran las tornas y nuestros hijos se convierten en nuestros maestros, cuando esa función fue propia de los padres durante años y años.
Siempre me ha encantado enseñar, y claro, aún más a mis hijos. Desde muy pequeñitos les hablaba de todo tipo de cosas, desde como funcionaba un cajero, las secciones de un supermercado, los árboles de hoja caduca y perenne, o el acento y la tilde. No me cansaba de contarles cosas. El aprovechamiento fue dispar, pero la profe no se puede negar que disfrutó con ello.
Ayer le echo una ojeada a las ruedas delanteras del coche, esa máquina muy útil pero qué me es muy extraña,y me digo que parecen bajas de presión. En esas que pienso en que debería mirarlas. Ahora viene el problema. Por una serie de circunstancias, y aunque me pese, he perdido la confianza en mí misma hasta para las cosas más triviales. Voy mejorando porque me lo impongo, pero no sé lo que ha pasado en mi cabecita porque me cuesta.
La solución estaba entre llevarlo al taller de siempre para que lo miraran, pero ya me imagino la cara de los mecánicos, y otra ir a la gasolinera, que otro tanto pasaría con el personal, otra mujer inútil.
Pues Google seguro que lo sabe, pero antes una llamada al que un día enseñé tanto y él, que no tiene coche, pero sí bici, me explicó el asunto con mucha paciencia y utilizó unas pautas con las que me quedó clara la estrategia. 
Por si os habéis perdido estamos hablando de mirar la presión a una rueda.
A los duchos_as en temas mecánicos esto les parecerá una chorrada, pero yo lo necesito tener muy clarito porque las inseguridades me superan.
Pues no va a ser hoy cuando ponga en práctica lo aprendido porque el granizo y las gélidas temperaturas me han hecho desear una sesión de sofá y lectura, pero de mañana no pasa.
Casi sesenta años, estoy llegando a una edad complicada, pero tengo muchos proyectos. Qué conste, mirar la presión de las ruedas no era uno de ellos, pero se hace.

domingo, 26 de marzo de 2017

No me reconozco

Ya no es en mis gustos culinarios, en cómo disfruto de mi tiempo libre o en lo que percibo y transmito a los demás; es en cómo disfruto, en cómo me lleno de ternura y felicidad con las cosas más pequeñas. Necesito tan poco para una sonrisa!
A ver, si hoy hemos celebrado una querida amiga y yo, el primer país en la calle de Amanda y su primer comentario en el blog.
Parecíamos dos niñas riéndonos de nuestra alegría en una cafetería mientras nos deleitábamos con unas deliciosas tapas. Fue una hora de lo más gratificante. No exigimos mucho a nuestra amistad y por eso creo que conectamos y nos entendemos muy bien.
Ya lo habéis leído. Amanda hizo su primer pis en la calle. Dos chuches como premio y un saco de felicitaciones. Olivia se quedó mirando semejante fiestorro cuando ella lo hace todos los días y ni parabienes tiene. A ella también caricia y chuches. Se lo merece por la inmensa paciencia que tiene con la pulguita.
Y mi querida amiga Lupe con su llamada para tomar un café, vino a completar una festiva mañana de domingo. Gracias por lo que compartimos!

No quiero despedirme sin desearos una muy placentera semana.

sábado, 18 de marzo de 2017

Sábado, 6 de la madrugada

No, no, de after no.
Después de una semana realmente agotadora y de un reconfortante chocolate a la taza del viernes noche, imaginé que podría dormir hasta que el cuerpo dijera basta. Craso error.
Amanda no había conectado con mis planes y a las seis empezó a hacer ese sonido cachorril de queja cuando quiere algo, cuando tiene hambre, cuando se aburre, en fin...
Ya estaba despierta, un diez por cien de mi yo lo estaba, y no vi otra salida que levantarme y sacar a pasear a la tropa.
Olivia alucinaba. Qué pasa, nos vamos de vacaciones, ya es hora de pasear, se acabó el dormir? Infinitas preguntas en su mirada cuando sale a la calle y ve que es de noche. Bueno, ya que estamos, vamos allá. Debió de pensar.
Y esta es otra. Era el primer paseo terrestre de Amanda. Desde el primer día en casa, por la noche siempre salió a pasear con Olivia, pero en mis brazos. Ahora está vacunada y toca pisar la acera por primera vez. No hizo nada, aún lo encuentra muy extraño, pero apunta maneras, ya le cogerá el tranquillo.
Vuelta a casa, y?
Desayuno, desvestirse y a la cama. Serie, unos cuantos capítulos. Creo que es una oportuna y merecida recompensa.
Ya veis. Si os aburrís, aumentad vuestra familia perruna o dejad entrar en vuestras vidas un cachorro. La marcha está asegurada. Y también la felicidad!
A propósito. Es lista la niña. Apunta maneras. Ya os iré contando batallitas.

martes, 14 de marzo de 2017

Ronda de la Muralla a 30

No es una subasta, es que la alcaldesa de Lugo ha determinado 30 kilómetros por hora la velocidad máxima en La Ronda que rodea a la muralla.
Parecíamos caracoles, todos con la mirada fija en el velocímetro para no pasarse porque además, la muy cuca, nos advierte que pondrá radares móviles, además de los tres fijos que ya nos los sabemos.
Será por la contaminación, le seguridad, preservar la Muralla, no se sabe a ciencia cierta, pero ahora todos como una hilera de caracoles desfilando.
Así que quedáis avisados si venís por Lugo, ojo!

domingo, 26 de febrero de 2017

I miss you, my friend. Te extraño, amigo mío

En inglés, en castellano, en todos y cualquier idioma, a cada paso que doy, con palabras que llegan a mí sin yo querer oírlas.
Qué débiles y qué fuertes somos, pero  no podemos escoger con cuál de las cualidades podemos afrontar una situación. Queremos mostrarnos siempre seguros, poderosos, dominando el espacio, el tiempo y los sentimientos, y no es así.
Tal vez tampoco este en un tema muy acorde para un domingo noche. Es lo que hay.


...y queda menos para el verano! Positividad en grado superior.

sábado, 18 de febrero de 2017

Y si cometemos un pecado?

Más bien sería un gustazo inmenso, pecado -que ni siquiera me planteo- sería una forma de hablar.
Cuando hace muchos años cogíamos bártulos, niños y coche, y disfrutábamos de todos los preparativos, el destino no era otro que un día de playa. Aún por carreteras nacionales, atravesando pueblos, subiendo y bajando montañas. Largo, pero emocionante. Jugábamos al veo-veo, a las palabras encadenadas, a conversar porque el pequeño habitáculo del coche propiciaba las confidencias.
A la vuelta a casa se unía un hambre canina, una ducha arenosa, una película y...tarta de zanahoria. Fría y riquísima.
Se tiene que hacer uno o dos días antes para que se empapen bien los bolitos , no lleva ningún licor. Tiene un sabor magnífico, y por los ingredientes, me imagino que muy saludable.
Un kilo de zanahorias cortadas en rodajas. Cubrir de agua y cocer. Es importante que cuando las escurráis reservéis como dos tazas del agua de cocer.
Pasar las zanahorias por el pasapuré. Añadír unos 400 g de azúcar, una bolsa grande de coco rallado, reservando un poco para decorar. Añadid el agua reservada. Revolved todo.
Seis bollitos de leche -probé con bizcochos, medias noches, y no hay color -cortados a la mitad. 
Una capa de bollitos, una capa de mezcla. Así hasta el final. 
Yo hago la tarta en una pota ancha y baja. La tapo con un plato o tapa más pequeño y aprieto. Hasta a veces le pongo un peso por encima. El objetivo es que se impregnen bien los bollitos. La dejo dos días en la nevera.
Desmoldar y decorar con el resto del coco.
Sale una tarta grande, pero la comeréis rápido, seguro.