sábado, 3 de diciembre de 2016

Precisamente no era el mejor día

Prepararse para salir a la calle aquel sábado se convirtió en un loable ejercicio de enmascaramiento del dolor que la corroía por dentro. Valor, y un poco de máscara de pestañas y rouge en los labios.
No estaba por la labor de que fuera visible su congoja, su dificultad para respirar, para asumir lo que se le venía encima, así que había que tomar medidas.
Se puso prendas queridas que además de protegerla del frío la envolvieran con la calidez y del cariño de quién se las había regalado. Artimañas para sentir un invisible abrazo protector.
Su cara delataba lo mal que se había llevado con el sueño esa noche y no le apetecía que fuera un espejo de su ánimo. Recordó toda la teoría de maquillaje que en algún momento había comentado con las amigas o había ojeado en revistas o en YouTube. Camuflaje.
Perfecto, parece una actriz metiéndose en un papel, en un papel más amable, en una vida más liviana.
Pero, no dicen que el tiempo pone todo en su sitio? Pues en esta historia tardó bastante poco. Cuando subía por las escaleras de casa ya no pudo aguantar las lágrimas que en forma de choterrones resbalaron por sus mejillas, y se rindió a la evidencia. No era un buen día para echarse máscara de pestañas y rouge.

4 comentarios:

  1. Pero estoy segura de que después de las lágrimas se sentiría mucho mejor. Hay días de tormenta en que no va a haber sol ni aunque lo pintes. Después sale cuando ni siquiera te lo esperas. Hay que ver, Josela, lo poco que hace falta a veces para que salga el sol. Es tan caprichoso!

    Un abrazo como un sol de grande.

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    1. Angie, todo mi cariño para ti.
      A poco que escampe saldrá el sol!!!!
      Un beso

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  2. Los camuflajes tan necesarios para la supervivencia en la selva natural y sobre todo en la selva humana.

    Bicos

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    1. Cada día lo tengo más claro.
      Gracias Dr por leerme.
      Beso

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