domingo, 28 de octubre de 2012

Cuánta hipocresía!

Durante todo el año ni un recuerdo, ni una imagen del ser que formó parte de su vida; un marido, una cuñada, un suegro  que estos días tienen que estar rodeados de flores, flores y recuerdos que se les niega el resto del año.
Cementéreos llenos, limpísimos, coloridos y resplandecientes.
Almas satisfechas del deber cumplido.

Una tarde de verano, una tarde de senderismo y, con ganas de sacar fotos desde lo alto de un monte, nos topamos con una iglesia pequeña, sencilla  y visible desde toda esa zona de costa. En una de sus laderas, ya casi en el acantilado, había una piedra en el suelo, recordaba a un ser muy querido y lo hacía con un poema, dos hortensias reposaban a su lado y el Océano Atlántico era el fondo. Muy hermoso.

Buena semana.
Hasta mañana


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