sábado, 3 de septiembre de 2011

Enciclopedia Álvarez





Cuando a los ocho años dejamos toda la familia la aldea y nos vinimos a la ciudad, la Enciclopedia Álvarez fue un descubrimiento.

De la aldea solo había salido para ir a la feria con mi abuela Trini a vender quesos y cuando acabábamos siempre había algún regalito, unas galletas de vainilla, una tela para un vestido o unas rosquillas.

Así que os podéis imaginar lo que supuso venir a la ciudad; no lo recuerdo pero seguro que con lo tímida que era, los primeros días no lo debí pasar nada bien.

Yo no dejaba a la abuela en todo el día; juntas y de la mano recorrimos calles, fuimos al mercado y añoramos juntas nuestra vida tranquila, sencilla y armoniosa en la aldea.

Una tarde bajó a la acera la vecinita y traía una libreta, un lapicero, una goma y ...La enciclopedia Álvarez y quedé sin habla. Todo estaba allí desde los ríos, problemas, cuentas, dictados... no daba abasto, me parecía fascinante.

Por la noche cuando me iba a la cama me despedí de la abuela con un beso y le susurré al oído que quería enseñarle algo.
No sabíamos ni donde había una librería pero preguntando llegamos a una bastante cerca de casa.De la mano de la abuela pedí con voz temblorosa la enciclopedia y regresé como en una nube.

...Y una hermosa, nueva y reluciente Enciclopedia Álvarez descansó en mi mesa durante horas, no me atrevía a tocarle, me fascinaba su olor, su brillo y su hechizo.Puse un cuaderno, un lapicero y una goma al lado, todo comprado por la abuela.

Por la mañana la abrí con tanta dulzura y tanto amor que aún hoy me emociono.





Hasta mañana


2 comentarios:

  1. Lo siento, no comparto tu amor hacia ese manual. Como mucho me hace gracia por el lado kitch pero su contenido era realmente insufrible.

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  2. Para una niña que venía de la aldea era todo un mundo a descubrir aunque su contenido era alineante e insufrible como comentabas.

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