Era una tradición el paseo al parque los sábados o domingos para ver a los patos. Digo patos pero allí había un montón de animalitos, periquitos, pavos reales, canarios, cisnes...
Pasé muchos años sin ir porque mis hijos se iban haciendo mayores y ya no les hacía ilusión. Pero hace unos meses tuve que acercarme por allí para hacer unas gestiones cerca y una tristeza inmensa me invadió. Estaba en completa ruina, sucio, destrozado y me enteré más tarde que en el parque se celebraban los botellones de los jueves. Una pena.
De verdad que no sé lo que está pasando. No me puedo explicar cómo y por qué la desidia se instala en nuestra sociedad y, lo que es más grave, en todos los que tienen el poder de remediarlo.
Hasta mañana. Sed felices
Por aquí, sucede lo mismo, querida Josela. Y tampoco se entiende, no sólo que los encargados de cuidar esos tesoros de la naturaleza urbana - tan necesaria, por cierto-, no se hagan cargo de hacerlo, sino que los mismos ciudadanos arruinen sus propios paseos con basura y actos de vandalismo.
ResponderEliminarUn abrazo!
Fer
Creo que conozco ese parque del que hablas y me llevé una gran desilusión porque tenía una visión algo idealizada de él forjada hace muchos años y visitándolo de nuevo, y no era jueves ni día de botellón, me pareció terriblemente abandonado y sucio.
ResponderEliminarBicos.