Con la bici ya en casa, lo primero que hicimos fue desmontarla. Nos encontramos con una estructura de hierro que, por algunos sitios, tiene soldaduras hechas a mano y que soporta perfectamente el cepillo de púas.
Con el sillín en las manos nos planteamos qué hacer con él. Miramos por internet para comprar uno. Sí, estaban bien, pero nuestro sillín merecía una segunda oportunidad. Le sacamos el cuero y nos sorprendió el esqueleto de muelles, que son lo que lo hace mullido pues no lleva nada de espuma de relleno. Recorrimos todos los tapiceros de Lugo y las respuestas fueron que le podían poner, pegado con pegamento, un poco de skay y otro aventuró que su máquina de coser no cogía un cuero tan gordo. Así que la pelota estaba en nuestro tejado. Vamos a mantener el cuero que traía porque es un color precioso y se le notan las huellas del tiempo. Dos cosidos para recomponerlo un poco, unos remaches nuevos dorado envejecido y tendrá una gran prestancia. El esqueleto del sillín lo hemos lijado y le hemos dado imprimación protectora frente al óxido, luego se cromará.
Lo que sí compraremos será la chapita de Eibar GAC que lleva en su parte trasera el sillín.
Ya véis, estamos en marcha!
Hasta mañana. Que tengáis una placentera semana.
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