domingo, 17 de marzo de 2013

Mi otro hogar.

A veces merece la pena moverse por una intuición, por un "este es el día" y allá me voy.
LLovió a mares todo el camino, pero hay que arriesgar porque si esperas el día perfecto nunca haces nada. La última curva y allí estaba mi querido y entrañable pueblecito que, adormecido durante el periodo invernal, espera a los que lo añoramos durante todo el año.
Y en todo este tiempo no podía dejar de sonreír, de emocionarme porque estaba allí, paseando; bueno, no exageremos, pasear, pasear, poco porque como os dije no llegué a cerrar el paraguas en ningún momento, pero disfrutando de cada segundo.
Y me enteré que en algunas casas matan a los gallos cuando llega el verano para que no molesten a los turistas. Ay madre mía! Por mí que no sea, menudo cargo de conciencia, no me importa que me despierte, así también me dura más el día. A pesar de lo trágico del asunto, me reí tanto que me cayeron  lágrimas.
Puedo decir que soy feliz?


Buena semana para todos

No hay comentarios:

Publicar un comentario