jueves, 16 de octubre de 2014

Una mente puñetera

Está bien que te pases la noche ordenando recuerdos, fastidiándome con imágenes que más bien quiero meter en un cajón y tirar las llaves, todo lo soporto, pero no avisarme de que al dar la vuelta a la esquina esta mañana iba  a toparme con  alguien que me interesa mucho, muchísimo, aunque forma parte del pasado y que nos iríamos a tomar un café, eso no te lo perdono.
Ya no digo que seas adivina y que supieras todos los detalles, pero por dios, no darme ninguna pista, ni obligarme a echar un poco de rimel y una sombra de ojos, o a ponerme esos botines de tacón que me sientan tan bien y con los que gano unos cuántos centímetros, eres  la culpable, mente puñetera.
Que sí, que sí, que fue un encuentro muy entrañable y en el que nos sentimos muy agusto, pero tú no has puesto nada de tu parte.
Ojo con la próxima vez, mándame una señal, un email, una intuición, un pálpito...




2 comentarios:

  1. a veces cuan importante son las señales...
    saludos
    carlos

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  2. Mucho, muchísimo!
    Soy muy observadora y no veas lo que me divierto a veces.

    Un saludo

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