domingo, 22 de marzo de 2009

Campo? Si soy una urbanita!



Los domingos hay comida familiar, nos reunimos todos y Mila nos preparas comidas deliciosas.
Siempre soy la última en llegar, pero siempre mi sitio está esperándome, aunque seamos once, todos saben que me gusta sentarme allí. El viernes pasado, mi hermana, mi cuñado y mi sobrino no estaban y me habían dejado los regalos de San José en mi silla.
Tengo una familia estupenda, me siento muy querida por todos y yo también los quiero mucho.
Cuando estaba casada no iba casi nada y ahora no podría pasar mucho tiempo sin ir, sin echar unas risas, sin comentar esto y aquello, sin esas miradas de ternura y amor...
Yo, que soy una urbanita, disfruto ahora mucho del campo.
Hace unos días mis padres compraron la harina y el formento para hacer el pan y me comentaron si quería ir, no lo dudé, es algo que me encanta. Me levanté muy pronto, salí a andar, desayuné, paseé a Otto y allá me fui. Llegué demasiado pronto, mi padre aún estaba calentando el horno, le pregunté por mamá y me comentó que había ido a llevar las vacas al pasto.Perfecto, voy a junto de ella. Por el camino me encontré con las vacas que en fila india iban detrás de mamá. La última se giró cuando me oyó que iba detrás de ellas y se me quedó mirando con unos enormes ojazos, una mirada curiosa y preguntona, le intrigaba la urbanita que no sabía qué hacer ante la situación que tenía delante., así que nos quedamos mirándonos. No quería volver a casa y decirle a mi padre que una vaca no me dejaba pasar, se hartaría de reir. Así que cogí una ramita de un árbol y le dije: «shu, shu, venga vaquita...»Un show, gracias que por allí no pasaba nadie en ese momento. Y resultó, no sé si porque la vaca había perdido interés por mí o porque la frasecita le impresionó. je je je je.
De vuelta a casa, preparamos las empanadas y comenzamos a hornear.Primero metieron las empanadas y el panecillo pequeño que había hecho yo. Mi madre sacaba de la artesa, masa como para un pan, Mila le hacía la forma de pan y yo le hacía un corte con un cuchillo, así hasta que estuvieron todos en el horno, unos 18 panes. Tendrían que cocer una hora y media. Hay que estar atentos porque todo depende de la temperatura a la que está el horno cuando se mete el pan.

El olor a pan recién hecho es una delicia.

Tengo que probar como sienta el vivir en el campo, cómo sienta despertar con el sonido del viento en los árboles, con la lluvia repiqueteando en los cristales, los pájaros cantando...

Seguro que todo es distinto.

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