jueves, 17 de agosto de 2017

Tenía que contarlo. Rosa la del Ramón

Arrastrando su desvencijado carrito de la compra por las calles del barrio sin asfaltar y sin alcantarillas, pero tan conocidas, va visitando a sus clientas habituales colocando el pescado que cada día el barco le reparte a su jubilado marido.
Fue <home de mar>  toda su vida. Sus manos así lo atestiguan guardando las huellas de su dura y cotidiana vida. Sus ojos aún ven el mar con un profundo amor y respeto. Ahora es su mujer, Rosa, la que lleva las riendas de su vida, tan eficaz como él cuando llevaba el timón de su barca; tan emprendedora con su negocio como él cuando lo tuvo que arriesgarlo todo con un préstamo para aparejos nuevos al quedarse sin ellos en una devastadora tormenta, cuando este mar adjetivaba a la costa como A Costa da Morte.
Hombres y mujeres sencillos, valientes y firmes, en tierra y en el mar. La mar. Como a ellos les gusta nombrarla.

8 comentarios:

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  3. El verano (y LA mar) han sido fuente de inspiración...

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    1. No me pude resistir, las historias están a mi alrededor, solo tengo que tirar del hilo

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    2. Lo has descrito muy bien y reflejas el espíritu de esa gente acostumbrada a las tempestades del mar y de la vida.
      Bicos

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  4. Me tienen enamorada. Me podría pasarme horas hablando con ellos, cocinando pescado con ellos...y sobretodo los admiro.
    Bicos

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  5. Como siempre me enamora tu sensibilidad.Seguid disfrutando mucho de las vacaciones

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    1. Solo soy testigo de algo que me enamora y que me incita a contarlo.
      Gracias por leerme.
      Muchos besos

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