martes, 21 de febrero de 2012

Toca hacer penitencia.

Después de unos días de cocido y filloas, rosquillas y orejas, no queda otra que hacer bondad como decía mi suegra Consuelo.

Paseando a Olivia y con el olfato alerta percibes los olores del carnaval, esa cachucha que se cuece lentamente acompañada de sus chorizos, patatas  y los grelos, y si se tercia también garbanzos.

Y para rematarla, nos ponemos como cerditos con los postres, a cual más calórico, las filloas, orejas, fritos y rosquillas.

Después de esto quedan dos opciones, el sofá o dar un paseo; a mi se me ocurrió dar una buena caminata por la mañana, un poco para sentirme menos culpable y otra porque me apetecía escuchar la música que tenía en el ipod mientras recorría las calles de la ciudad.

Pues ya se acabó el carnaval...y queda menos para el verano.

Hasta mañana


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