viernes, 27 de febrero de 2009

Viveiro




Mañana me toca recorrer la costa desde Viveiro a Ortigueira y no os había contado el viaje a Viveiro, así que .... Si no lo hice antes es porque durante la semana estuve muy ocupada y me gusta escribir cuando estoy relajada, por placer, no como una obligación.

Tenía 17 años cuando fui por primera vez a pasar unos días en verano a Viveiro y... iba a contar que allí me dieron mi primer beso, pero mejor no lo digo, es algo íntimo.
Había ido con mi hermana y nos hospedamos en una pensión, en el barrio de los pescadores.La habitación tenía un balcón que daba a la plaza y los veíamos venir de regreso de su faena a las 7 de la mañana, cansados pero alegres; estaban a salvo y las cajas de pescado estaban en la lonja para la venta.

Treinta y tres años después regresé con una cámara al hombro y con ganas de sacarle a éste, mi querido pueblo, las tomas más entrañables. No fue así. Estaba nerviosa, en el verano pasado viví unos días muy entrañables paseando por sus calles y disfrutando de su playa y, debe ser la edad, tardo mucho en olvidar...
Volveré en otra ocasión.

Fuimos al Faro de Punta Roncadoira, un paraje impresionante como casi todos los faros; un viento terrible y la carretera de acceso en obras, fue toda una odisea llegar. Era un camino estrecho y estaba ocupado por un camión y una excavadora; el farero en las mismas condiciones que nosotros, esperando que nos hiciesen un hueco para pasar, marcha atrás no se podía ir , por un lado estaba el acantilado...Nos apartamos un poco para que pasara el camión, la excavadora se hizo a un lado, como pudo, y allá vamos, el faro nos esperaba y también un fortísimo viento, impresionaba, movía el coche, diez fotos, y de vuelta a Viveiro.Guille también estaba de acuerdo...

Este post tiene un aire muy melancólico.
No era esa mi intención.

Ya llega la primavera, en el parque han salido las primeras margaritas.

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