Las aceras están mojadas y en el ambiente ya no hay el calor húmedo y pesado de ayer.
Pero es distinta la percepción de las cosas cuando estamos de vacaciones, cuando es una delicia ver pasar las horas dedicando el tiempo a leer, jugar al scrable, escribir, cuidar las plantas y a no hacer nada, un lujo, vamos. Horas dedicadas a los que te rodean porque el resto del año casi nos vemos de pasada, tendiendo puentes a la complicidad y al cariño, a la ternura y a la alegría.
Hasta mañana
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