Londres, una gélida mañana y unos corazones entusiasmados por estar recorriendo esta increible ciudad y más para mí, una aldeana de un pueblecito de Palas, que nunca jamás había salido de España.
Todo fue una aventura y mi cara de asombro me acompañó los días que estuvimos por allí.
A lo que íbamos. Mercadillo de Portobello, divino para recorrerlo sin la aglomeración de aquellos días y recrearme con la exquisita porcelana, bolsos y ropa de principios del siglo XX y dejarme llevar por la intuición a la búsqueda de aquello que iba a ser mi recuerdo más preciado.
Unos guantes de piel llamaron nuestra atención, y mucho tuvo que ver las temperaturas polares que estábamos sufriendo, los adquirimos y luego ya con calma y un té reconfortándonos, leimos el nombre de su anterior dueño, Chadwick.
Investigando nos enteramos que eran unos guantes de los suministros del ejército británico. Pues bien.
Siempre me ha encantado la ropa de segunda mano porque son prendas que ya han vivido, han rozado sus mangas, levantaron su cuello para protegerse del frío, fueron testigos de discusiones, abrazos, despedidas y alegrías y ahí están buscando una segunda oportunidad.
Hoy, quien se pone los guantes de Chadwick ha añadido a su vida anterior sus propias vivencias.
Hasta mañana
Una vez en Cuba, en la universidad donde trabajaba me gané un pantalon de pana en una rifa. Eran prendas de vestir que habían donado unos españoles para ayudar a la crisis que teníamos de ropa...
ResponderEliminarSiempre me pregunté de quien sería aquel pantalón...
Espero no haya sido de Franco jajajaja
Saludos
Carlos
De Franco no podríamos esperar que donara su ropa a Cuba, jamás de los jamases!
ResponderEliminarYa ves, seguro que era de un obrero que sí se solidariza con los necesitados.
Un saludo, Carlos
Josela
Para tu consuelo te diré que en la mili, en el 82, aún se comía la carne que envío Peron y Evita en el año 1950 en plenas restricciones alimentarias. Al menos estaba congelada.
ResponderEliminarBicos
Cuando hay necesidad todo vale.
EliminarKrapp acabo de leer el comentario, perdona.
Un beso