viernes, 15 de abril de 2011

Sandy





Casi cada sábado cuando voy a hacer la compra me la encuentro con su dueño, bueno, realmente es la perrita de su hija, pero él se la pasea porque ya está jubilado y así se entretiene.

Sandy me reconoce y cuando me acerco está dispuesta a darme unos lametones y se pone panza arriba para que la acaricie en la barriguita. Cuando me voy se pone a ladrar para que me quede a hacerles compañía y de paso que le dé mimos.

Me gusta Sandy y no os digo lo que le gustaría a Otto.



Un abrazo enorme a todos los amigos de los perros.



Hasta mañana

1 comentario:

  1. Es una satisfacción muy grande, saber que están allí para acompanar nuestras vidas.
    Son hermosas criaturas que comparten nuestro espacio y nuestros afectos.
    Me gusta tu blog, felicitaciones.
    Doris
    http:eldiariodelasmanualidades.blogspot.com/

    ResponderEliminar