lunes, 13 de septiembre de 2010

Silencio

 



Cuando Guille estaba en casa retornábamos a nuestra habitación malva y blanco con margaritas, acogedora, amplia, ordenada y justo después de haberlo despedido, Otto y yo nos mirábamos y le decía, vamos, nos trasladamos...

Nos instalábamos en el dulce y acogedor regazo de la pequeña y entrañable habitación, paisaje con nubes en el cielo y un abejorro que nos iluminaba en el techo.

Y ahora...

Es el momento y no tengo ganas de hacer la mudanza.



Hasta mañana
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2 comentarios:

  1. estoy harto de consejitos que te dan cuando algo te hace sufrir o incluso para disfrutar también de lo malo...
    estoy harto también de mudanzas...

    así que tan sólo te mando un beso

    en silencio

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  2. Josela, me encanta tu sofá, lo tienes super limpio, ordenado y precioso...
    No necesitas hacer ninguna mudanza porque tienes que estar agustísimo en esa habitación.
    Si estuvieramos más cerca...
    ¿Me invitarias a sentarme un poquito en él aunque te lo arrugara?
    Un abrazo fuerte amiga, desde mi librillo.

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