Durante el resto de la tarde hicieron una vida cuasinormal, él se hizo una ensalada y carne a la plancha con pimienta y ella una ensalada de pasta. Pero estaban en las nubes, pensando uno en el otro, en las sonrisas, la voz, las manos, los gestos...
Completamente distraidos, Juan echó dos veces azúcar en el café y María se comió una lata de espárragos, cunado solo la había abierto para echarle dos a la ensalada.
Sam, el dálmata de Juan, le acercó con el hocico el cuenco de agua, no tenía y su dueño sin enterarse y además cuando pasearon se pudo acercar a aquel árbol que le tenía terminantemente prohibido, ni se enteró.
Llegan las ocho y los dos entran en la cafetería casi al mismo tiempo.
Uy,qué emocionante se pone la cosa...
ResponderEliminarHola! nunca te lo he dicho,pero paso a diario por aqui...al igual que por tu fotolog..pero nunca se me habia ocurrido escribirte tambien por aqui...en fin,esta es mi primera vez,pero no la ultima...me encanta tu blog,ya me lo he visto de pe a pa jajaja
ResponderEliminarmillones de besos
ah! soy la mama de Lola
Daphin81 jajaja