Cuando entré en la perrera y caminando por el pasillo - a ambos lados había jaulas con perros- nuestros ojos se cruzaron y supimos que estabamos destinadas una a la otra.
Pasé por su lado y sobre sus patitas traseras y subida a los barrotes, reclamaba mi atención, caminé hacia adelante para ver todos los perritos y cuando di la vuelta, ella seguían estando allí.
-Esa es la que quiero.
-Y no quiere ver más?
- No hace falta, esta es mi Olivia.
Llegamos a casa y después de un baño de cuatro jabones, se fue a dormir a su camita nueva, mullida, recogidita, suave...y ahí está ahora.
El tema del paseo lo llevamos aún mal, está desorientada, no sabe lo que se espera de ella, pero todo se solucionará.
Pues ya véis ya tengo a mi amiga canina en casa, una perrita de unos 30 cm que tiene unos ojos muy expresivos y es muy tranquila y cariñosa. Olivia.
Hasta mañana
Todavía esos ojos están tristes pero pronto saldrá la luz, seguro.
ResponderEliminarQué graciosa es... y qué suerte ha tenido!!! Me alegro mucho de que te hayas decidido a dar el paso, Josela. Olivia te necesitaba... y aunque nunca llenará el huequito que dejó Otto, sí que te ayudará a vivir con él, verás. Os esperan grandes momentos juntas!!!
ResponderEliminarEso es lo que deseo Dr. Krapp, que sus ojos sean vivaces, alegres; eso sería un indicio de que se siente bien y que está disfrutando de su nueva vida.
ResponderEliminarRioghain sí, presiento que vamos a tener vivencias muy enternecedoras juntas y que se sienta feliz es lo que más deseo porque ya basta de tantas calamidades como habrá pasado.
ResponderEliminar