sábado, 29 de enero de 2011
El pequeño Otto
Tengo un millón de fotos de él pero no hacen falta porque está en mi corazón.
Sabéis que cuando era muy chiquitín un día nos dio un susto de muerte. Después de comer al mediodía no lo veíamos por ninguna parte, lo empezamos a llamar y nada, todos angustiados buscándolo, hasta nos fuimos a la calle a mirar debajo de los coches aparcados por si se había colado al abrir la puerta de la calle, era tan chiquitín...
Cuando ya nos dimos por vencidos y muy llorosos pensando en nuestro Ottito, sale de debajo de la mesa camilla, se estira todo el cuerpo, incluida la lengua y tan pancho se fue a jugar con los niños. El muy tunante, sabía perfectamente dónde estaban los mejores lugares para echar la siesta.
Hasta mañana
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