lunes, 1 de noviembre de 2010
Con 70 años de diferencia.
En el muro (valado) que separaba dos fincas se encontraron mi abuelo y el herrero de la aldea vecina, no era para charlar o echar unas risas, era para sacar una muela, así, como lo oís, vamos, cómo lo leéis.
Había pasado una semana con mucho dolor, se subía por las paredes, se levantaba por la noche a andar por los alrededores de la casa, no había quién lo aguantara del mal humor que tenía y mandó un recado al herreno, por qué al herrero y no a otro, éste era el encargado de tal menester, seguro que ya había arrancado unas cuantas.
Pues allí estaban, mi abuelo apoyado en el muro y el otro con las tenazas tirando por la muela, sudaban los dos, uno por el dolor y el otro porque las muelas del abuelo eran unas señoras muelas...
70 años después entro en la consulta del dentista, me van a operar para unos implantes, despliegue de material esterilizado uno y otro de un solo uso, 15 puntos de anestesía, material suizo de última generación y operación guiada por ordenador, ni un solo atisbo de dolor. Dos horas, postoperatorio en el sofá de casa con unas bolsas de hielo, antibióticos y antiinflamatorios.
Y me parece que tiene más interés narrativo lo de mi abuelo, pero no quiero imaginar lo que dolía aquello.
Hasta mañana
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uy...
ResponderEliminar¡te deseo lo mejor!: ¡que siga sin doler!
besito
Tambien te deseo lo mejor, eso tiene que doler mucho.
ResponderEliminarUn abrazo fuerte amiga, desde mi librillo.