Celebrábamos el santo el mismo día y desde que era pequeña hicimos muy buenas migas.
En realidad era la tía de mi abuela Trini y vivía con los abuelos desde que nos vinimos de la aldea. Tenía su propia habitación, llena de tesoros, a ojos de una niña, y sabía calcetar calcetines con cuatro agujas.
Acabó su vida con más de 90 años y creo que aunque deseaba mejor estar en el campo, en la ciudad fue feliz, por lo menos todos la mimábamos mucho.
Hasta mañana
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