Es curioso, fui tres veces a este pueblecito de Asturias y en dos de ellas hice la misma foto, sin quererlo, como percibiendo el paso del tiempo. Vuelvo otra vez, en condiciones tan distintas que parece imposible que a una persona le cambie la vida tanto.
Entras en el pueblo por el puerto, pequeñas embarcaciones te dan la bienvenida y al fondo un ramillete de casas llenas de colorido
, como si de un telón de fondo se tratara. Pintadas con mimo, de forma armoniosa, casas pequeñitas, unifamiliares, con pequeños comercios o cafeterias en los bajos.
No sé cómo estará en esta época, pero pienso llevar la tarjeta de la cámara vacía, hay mucho que ver y fotografiar.
Hasta mañana
No me extraña, es una vista preciosa
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