jueves, 16 de julio de 2009

Una calle de un coche cada tarde.


Esta noche dormí con la ventana abierta, hacía calor y me encanta oir el ruido de la calle.

Me desperté de madrugada, tenía sed y Otto y yo nos dirigimos a la cocina, de vuelta a la cama y desvelada, pensé en lo que había sido nuestra calle años atrás...
No estaba asfaltada como ahora y era esencialmente una calle de barrio. En verano nos reuniamos los vecinos, llevábamos las sillas y mientras los mayores hablaban, los niños jugaban al escondite, al clavo, al brilé... Dije, jugaban ; yo no fui de muchos juegos, me apasionaba leer, charlar, ver la tele, era tímida y entre libros y revistas era muy feliz.
Hoy no tenemos dónde aparcar, tiene mucha circulación y se acabaron los juegos en la calle. Además, los niños no están hoy por la labor, prefieren las consolas y todos esos chismes...

Hasta mañana.

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