Aquí, de guardiana de la casa.
Os parecerá de risa, pero impongo porque se creen que todos los perros peques tenemos «mala leche» y cuando llegan a casa hasta dan un paso atrás preguntándole con la mirada a mi mami. Ya véis.
En el paseo de la mañana vi a Rufus, un perro salchicha que siempre me ladra, es un gruñón y hoy, antes de que lo hiciera, le solté dos ladridos. Qué incordiante eres, chavalín!
Chao mami y compinches, a ser buenos!
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