Hace unos años escribí un relato bastante extenso y una de las cosas que más me costó fue meterme en la mente de un hombre; sí, esos que nos comen a besos mientras estás viendo con el rabillo del ojo sus calcetines en el medio del salón...normal, se los acaba de sacar para repantigarse en el sofá, esos que se quejan de que llegamos tarde a la playa porque "has perdido el tiempo" en vestir a los peques, coger las palas y cubos, la carretilla y el balón, coger agua y bocadillos para la tarde, hacer la tortilla y los filetes empanados, coger bañadores de repuesto, crema para el sol, ... mientras él decidió que necesariamente se tenía que enterar de cómo será la pool position de la F1 y eso solo viene en el Marca, que "sólo" lo tiene el bar de abajo y mientras se toma un café...
Y en la playa su mujer le dice que le eche cremita y ...le da unos manotazos que a punto estuvo se salirle moratones.
Me lo ha contado una amiga tomándonos un café; nos caían lágrimas de tanto como nos hemos reído, porque hay que ver todo lo que decimos de ellos y lo mucho que nos atraen.
Hasta mañana
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