Una tarde mágica con niebla veraniega que lo iba cubriendo todo, envolviéndolo con un halo mágico.
Una playa inmensa y, plácida otros días, pero no en esa ocasión, fuerte oleaje y mareas vivas formaban parte del espectáculo.
Paseábamos por la orilla hablando cuando se acercó a unas rocas que ya casi cubría la marea y después de un rato vino hacia mí con percebes, lapas y algo parecido a unos pequeños caracoles.
Allí de pie, con el mar acariciando mis pies y en una tarde mágica me emocioné, estaba saboreando una creación sublime que el mar acaricia y nutre día tras día y me sentí una privilegiada.
Y estaban buenísimos.
Hasta mañana
Es mi paisaje cercano favorito. No hace falta decir más.
ResponderEliminarEse día en particular te encantaría, el faro cubierto casi en su totalidad por niebla, pero majestouso y hermoso.
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