Pedazo de mosca que se nos ha colado en casa, parecía un reactor y me dio un grandísimo susto. Así que me escondí debajo del escritorio y ella, erre que erre, incitándome a que la atacara para...para, a saber para qué la tomó conmigo.
La rubia optó por la solución más rápida, no, no fue un matamoscas que la fulminaría en un santiamén, le abrió la ventana y en pocos segundos nos vimos libres de ella.
Yo, «por si las moscas» me quedé un rato en mi escondite, no fuera a ser que solo fuera a buscar refuerzos.
Olivia.
A veces lo de abrir la ventana no funciona, se lían solas entre las cortinas y parece que estás haciendo señales al vecino de enfrente. Ya no te digo cuando se mete una avispa en una clase, cada cual hace lo que le dice el cuerpo, algunos salen otros se esconden, yo intento decirles que la dejen que si no igual nos pica..... pero me preparo para salir corriendo la primera
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