lunes, 20 de junio de 2011
Regreso al hogar
Subía corriendo las escaleras porque eran muchas las ganas que tenía de ver a la abuelita y además el aroma a castañas asadas y paella se extendía por toda la casa.
Llegaba de fin de semana de Santiago, ansiosa por los guisos y los mimos de la abuela.
Os dais cuenta que aunque pasen los años nos gusta regresar al hogar, al aroma de ese hogar en el que vivimos y aprendemos, soñamos y compartimos, al hogar de nuestra niñez.
Me recibía con una sonrisa y un montón de besos, con mucha ternura y mucho amor y yo disfrutaba siendo niña otra vez.
Después de comer nos acostábamos en el sofá, una de cada lado y comenzaban las charlas tomando un café o un colacao, cómo te va por Santiago, te acostumbras, te gustó el pollo que te mandé en el taper?....ay, mi abuela!
Y cuando me iba siempre tanía algo especial que decirme para que me fuera ilusionada...qué sabia era Trini!
Quería muchísimo a la abuela y como suponéis, la echo mucho en falta, necesito sus abrazos y su complicidad, su cariño y su optimismo.
Hasta mañana
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La mía, la que conocí, era una mujer de mucho carácter que se enfrentaba al mundo con su bastón. Una mujer de luto perpetuo y aunque no era la abuelita de colorines que aparece en los cuentos infantiles tenía una personalidad entrañable.
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