Hace treinta años tampoco eran de mi agrado las tardes de los domingos.
Estudiaba en la universidad y cuando iba a casa a pasar el fin de semana, las tardes del domingo eran la vuelta.
Adiós a los abuelos, Trini me había hecho todas las comidas que me gustaban, había charlado mucho con el abuelo, salía con mi hermana y ...de pronto, otra vez las maletas y de regreso a la rutina.
Qué distinta es esta mujer a aquella niña, pero tenemos en común lo poco que nos enamoran las tardes de los domingos.
Hasta mañana
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