No me siento cómoda y no le veo el menor interés en fotografiar lo obvio, palacios, estatuas y los pobres (ateridos de frío) soldados de La Guardia Real, así que dirigí mi objetivo hacia relojes, taxis, tiendas y sobre todo gente.
Ya os conté que hacía un frío polar y costaba sacar los guantes para enfocar y clickear.
De todas formas, las guardo con mucho cariño como testimonio de este estupendo viaje. De todas las experiencias, de todas las risas , de todo lo que disfruté y de la alegría por haber llegado allí de la mano de una persona maravillosa que siempre me aporta vida, experiencias y mucha complicidad.
Buena semana para todos.
Hasta mañana
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