Mis hijos, los muy puñeteros, haciendo comentarios sobre mi insistencia en dejar constancia gráfica de todos los momentos, me hicieron reír justo en el momento en que iban a hacerme una foto, mirad qué cara y estaban allí para captarlo, claro. Qué conste que me hicieron otras muy buenas y yo a ellos.
Santiago estaba muy hermoso, con el campus en plena eclosión otoñal y la quietud de un sábado; disfrutas de la ciudad pero sin agobios.
Exquisita comida y un reencuentro que nos deja muy buen sabor de boca y con las pilas cargadas.
Perdonad por no poder actualizar los post pero tuve un problema con la inserción de fotos y solo con el cambio de navegador conseguí seguir en contacto con vosotros.
Hasta mañana
No hay comentarios:
Publicar un comentario