Por la mañana no había nadie en la playa, marea baja, aguas cristalinas y mucha tranquilidad.
Este perro venía andando por el paseo dominando la situación, sabía a dónde iba y lo que tenía pensado hacer; se acercó al agua cruzando todo el arenal y se zambulló para refrescarse y jugar.
Estuvo un buen rato y luego le pudo el aburrimiento y se salió, sacudida y listo.
Qué sibaritas y cómo saben disfrutar!
Hasta mañana
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