lunes, 14 de septiembre de 2009
Más cotillas las mujeres?
Parece que sí.
La zona el cerebro relacionada con el lenguaje y el oído dispone de un 11% más de neuronas en las mujeres que en los hombres.
La parte del cerebro, hipocampo, donde se forman las emciones y la memoria, es mayor en las mujeres.
Los científicos y en base a las dos afirmaciones anteriores, demuestran que la mujer es más dialogante, interpreta mejor los estados de ánimo y recuerda los detalles relativos a lo sentimental con más facilidad, qué zapatos llevaba en la primera cita con él, el chal que dulcemente la envolvía en aquel paseo por la orilla del mar, su aroma, su gesto cuando le acarició la mejilla...
Pero qué tiene que ver esto con el cotilleo ?
Yo soy mujer, mi hipocampo supongo que funciona bien y no sigo el cotilleo; tengo mi vida tan atareada que aprecio infinitamente el rato libre que tengo, para estar a gusto, para sentir, para vivir mi vida, para amar...para sonreir o acaso reirme a carcajadas.
No me interesa si el vecino o tal famoso se casó, se divorció, va a tener un hijo o si se cambió el look, mejor para él, que disfrute, que la vida está para vivirla.
Hasta mañana
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Josela, me pasa lo que a tí tengo la vida muy llena, pero es verdad que las mujeres recordámos colores, olores, sabores, chales y zapatos.
ResponderEliminarAH¡ el cotilleo de hablar unos con otros es muy sano y mantiene la mente agil.
Tus gaviotas son un fiel reflejo de ello.
Un abrazo fuerte Rosario
¿Es cierto que las mujeres cotillean? Pues no me había enterado. De lo que sí estoy al corriente es que a las mujeres les funcionan los dos hemisferios al contrario que a los hombres que solo nos funciona uno (y a veces torpemente).
ResponderEliminarMe encanta hablar con las mujeres en general y debe ser algo a lo que cogí el gusto siendo aún niño. Y me explico. Los escasos otoños e inviernos que viví en mi pueblo adoraba las tardes grises y lluviosas de aquellos tiempos tan lejanos hoy para mis maltrechas neuronas. Un grupo de vecinas se juntaban en la cocina de mi madre y se pasaban las horas hablando y hablando mientras cosían unas y hacían punto otras. A veces hacías dulces (pastas, mantecadas, etc.) Se lo pasaban como los indios hablando de todo un poco. Pero a mi juicio no cotillearon jamás, al menos a mi presencia.
Se plantaban sus pies bajo las enaguas de la camilla, donde un brasero repartía su cálido aliento sobre sus piernas blanquísimas, y se pasaban las horas de la tarde hablando y riendo, a veces incluso cantaban. Pero hablaban de sus cosas, lo que a ellas y sus familias les afectaba, de sus historias y vivencias personales, de los bailes y de las fiestas, de sus maridos y de sus hijos, de la vida social de las gentes del pueblo.
Me encanta hablar con las mujeres, reitero.
Goyo,a eso nunca jamás se le puede llamar cotilleo, son unos dulces momentos de encuentro entre las mujeres del pueblo, hablan de lo cotidiano, de lo que les acontece...
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