lunes, 10 de octubre de 2011

Plazas sin árboles ni fuentes




A media tarde y contra el atardecer se reunían en la plaza a la sombra de los árboles centenarios que habían sido testigos de los aconteceres del pueblo generación trás generación. Llevaban sus sillas, si veían que los bancos ya estaban ocupados, pero la tertulia no se la perdían, era sagrada, una forma de sentir la proximidad de los vecinos, de echarse unas risas, de comentar lo habido y por haber, de pasar el rato.

Ahora las plazas han perdido su misión y son como una calle ancha con espacio para terrazas, para bancos de cemento y farolas de diseño. No me gustan.



Reformada plaza en la calle San Marcos, Lugo.






Hasta mañana

2 comentarios:

  1. Tomar la fresca se le llamaba. Plazas duras como dura es la sensibilidad de la gente en estos tiempos de desventura.

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  2. Pues la crisis nos tendría que hacer más solidarios, más sensibles a los problemas de los demás, pero me temo que no es así, verdad?

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