Mientras lo miraba le estaba rondando una idea, una proposición, no perdía nada, además no dicen que no se debe perder ninguna oportunidad. Su buena amiga Nuwang siempre se lo decía.
Con la bolsa en la mano se aproximó despacio, sorprendida y aterrorizada... cómo podía ella atreverse....
- Esta merluza es mucho para uno, quieres cenar conmigo, yo pongo el pescado, tú pones el vino, si ?
-Encantado, será un placer cenar juntos, pero puedo ayudarte a prepararla, si quieres, me gusta cocinar, dijo él mientras caminábamos juntos.
- Me va a encantar, perfecto. Qué te parece si quedamos para tomar algo y luego vamos a hacer la cena?, María solo tenía ojos para él; para sus gestos, sus manos, sus ojos, su mirada, qué mirada...
-Me llamo Juan y tú?
-María... encantada....
Ya estaban en la puerta del súper, se dieron los teléfonos y quedaron en verse a las 8 en una cafetería cercana.
Cuando llevaba andados unos metros, sonó el móvil.
-María, qué vino quieres que lleve, cuál te gusta... creo que un albariño iría bien.
Casi no podía hablar... con qué ternura sonaba su nombre, la envolvía...no acertaba a pensar, toda su mente la ocupaba él.
-Perfecto, un albariño afrutado. Irá bien con la merluza, que te parece?
-Genial. Será una magnífica cena, gracias por invitarme.
Se despidieron.
Juan estaba no menos asombrado. Había ido a la compra sin ganas, prefería quedarse a leer o hasta corregir algún ejercicio o preparar clases... y la había encontrado... le encantó nada más verla, no podía dejar de mirarla y su propuesta .... Quería conocerla y cuando estaba esperando en la caja, no quería dejarla irse. La cena había sido una muy buena idea.
